En España, los precios de la vivienda han subido un 66% desde 2014 y están un 10% sobrevalorados, complicando cada vez más el acceso. Ahora se necesitan 7,1 años de renta bruta para comprar una casa, frente a los tres años de los 90.
La falta de oferta frente a una demanda muy alta es el principal problema. Se construyen muchas menos viviendas de las necesarias, especialmente asequibles, lo que ha llevado el precio medio del metro cuadrado a 2.363 euros, con incrementos destacados en regiones como Comunidad Valenciana, Madrid y Baleares. Además, comunidades como Baleares o la Comunidad Valenciana han registrado subidas de más del 20%, agravando el problema.
Aunque los salarios han mejorado y las condiciones hipotecarias siguen siendo atractivas, el ritmo de subida de los precios supera con creces estas mejoras, dejando atrás a jóvenes y familias de ingresos medios. Esto genera no solo un problema económico, sino social, con efectos negativos a largo plazo en la movilidad laboral, la natalidad y el bienestar general. Resolver el desequilibrio entre oferta y demanda es crucial para garantizar un acceso más justo a la vivienda.