El desempleo juvenil en España sigue siendo un desafío significativo, con una tasa que alcanza el 26,6%, el doble de la media mundial, según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa. Esta cifra, aunque alta, representa el nivel más bajo registrado en España desde 2008. A nivel global, la situación es más alentadora: la tasa de desempleo para jóvenes menores de 25 años ha descendido al 13%, su nivel más bajo en 15 años, de acuerdo con un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El estudio de la OIT, con sede en Ginebra, destaca que desde la pandemia de COVID-19, las condiciones laborales para los jóvenes de 15 a 24 años han mejorado notablemente en muchas regiones. No obstante, el informe subraya la preocupación persistente por el elevado número de jóvenes que no estudian, no trabajan ni reciben formación (conocidos como «ninis»). A nivel mundial, uno de cada cinco jóvenes, o el 20,4% de este grupo, se encuentra en esta situación, lo que está generando una creciente ansiedad entre los jóvenes ante un mercado laboral que a menudo sienten que les excluye.
Aunque la OIT no aborda específicamente el caso de España en su informe, sí menciona las dificultades en el mercado laboral español en relación con los salarios y la estabilidad laboral. Según Gilbert Houngbo, director general de la OIT, en algunas regiones del mundo se ha alcanzado el pleno empleo juvenil, un contraste marcado con la realidad en España.
El informe también resalta la desigualdad de género en el desempleo juvenil, donde las jóvenes mujeres enfrentan mayores dificultades que sus pares masculinos, tanto durante la pandemia como en la fase de recuperación. En 2023, la proporción de mujeres jóvenes que ni estudian ni trabajan fue más del doble que la de los hombres jóvenes, lo que refleja el impacto desproporcionado de la crisis sanitaria en las oportunidades laborales para las mujeres.
Además, la OIT reflexiona sobre cómo la automatización y la inteligencia artificial están reconfigurando el mercado laboral, con implicaciones especialmente preocupantes para los jóvenes. Dos de cada tres jóvenes en todo el mundo temen perder su empleo debido a los avances tecnológicos. Este temor es especialmente alto en regiones como África y el mundo árabe, donde la incertidumbre sobre la estabilidad laboral es mayor.
En conclusión, aunque el desempleo juvenil a nivel global está disminuyendo y se espera que continúe esta tendencia en los próximos años, España sigue enfrentando un reto considerable. La tasa de desempleo juvenil en el país, aunque en su punto más bajo desde 2008, sigue siendo alarmantemente alta en comparación con la media mundial. La combinación de factores como la automatización, la desigualdad de género y la presencia significativa de jóvenes «ninis» en el mercado laboral requiere de estrategias focalizadas para mejorar las perspectivas de empleo para las nuevas generaciones.