Aunque las cifras oficiales digan que en España hay casi 2,8 millones de personas en paro, la realidad del mercado laboral es bastante más complicada. Si sumamos a quienes quieren trabajar pero no se les considera desempleados y a quienes tienen un trabajo pero no las horas que necesitan, el llamado “agujero laboral” se amplía hasta más de 5,5 millones de personas. Es decir, hay millones que viven en una especie de limbo: no cuentan como parados, pero tampoco tienen una vida laboral estable ni suficiente. Muchos han dejado de buscar trabajo por puro desánimo o no pueden incorporarse aunque lo estén buscando. Y otros, aunque tienen empleo, no trabajan las horas necesarias para salir adelante. Esta situación, conocida como holgura laboral, deja a España a la cabeza de la Unión Europea en infrautilización de su fuerza laboral, por encima incluso de países con mayores tasas de temporalidad. A pesar de que hemos mejorado desde 2017, gran parte de la reducción del paro parece explicarse más por un cambio en la forma de contar que por mejoras reales. En otras palabras, el problema no es solo cuántos trabajan, sino en qué condiciones lo hacen, y ahí es donde aún queda mucho por hacer.